Cuando necesites desahogarte, contar algo…

Esta semana han entrado varias llamadas que nos han llamado la atención. Personas que llaman preocupadas por algún/a colega de esos que hay en todas las cuadrillas, que se les ve tristes y con pinta de estar pasándolo mal, pero que dicen que están bien…

Una llamada en concreto, nos explicaba el caso de una chica a la que veían lo pasaba mal, pero ella no contaba nada y sus amigas no sabían cómo ayudarla, si es que se podía….

Es una situación que preocupa, pero hay veces que cuando alguien está mal y nos dice que no quiere contarlo, lo máximo que podemos hacer es ofrecernos a escucharla cuando esa persona esté lista, cuando reúna fuerzas y sea el momento de abrirse y contarlo., estar cerca y dejarla que tome la decisión.

Pues bien, parece que algunas personas en estas vacaciones, han roto la coraza y lo han dicho, que necesitaban desahogarse, que lo estaban pasando muy mal y que gracias por darles tiempo para reflexionar y armarse de valor para sacar eso que tenían dentro atascado.

Lo que suele preocupar en esos momentos es:

¿Qué haces? ¿Qué dices en una situación así? ¿Cómo sé si lo que hago o digo está bien?.

Muchas veces recomiendo dejarse guiar por el corazón.

La amistad y la sinceridad con la que le dices “Cuenta conmigo”. “Si puedo ayudarte dímelo”. “Hablar, escucharte, acompañarte, lo que quieras, esperaré a que sea tu momento…” cuando es de verdad y sale de dentro es el mejor bálsamo para un alma que sufre. Un abrazo (calor) y un deseo sincero de acompañar en lo que necesite la otra persona, muchas veces es lo único que se necesita.

¿Os habéis visto alguna vez en una situación similar?

Esto de la amistad tiene su dificultad

¡Cuántas chicas y chicos nos llaman contándonos los malos momentos que pasan en sus cuadrillas!

Malentendidos, culebrones, que si uno o una no va a una cita con el resto, las peculiaridades de cada una y cada uno que tienen que encajar con los de los demás… Todo esto hace que muchos adolescentes se coman la cabeza y no saben muy bien qué hacer.
Como acostumbramos, nuestro consejo para ellos y ellas es, casi siempre, el mismo: HABLADLO. Sois amigas, amigos y aunque esto es una categoría, digamos, voluble, cambiante, flexible, otorga la confianza para poder hablar las cosas.

No decimos que haya que hacerlo con toda la cuadrilla a la vez y seguro que siempre se tiene a un amigo o una amiga con quien se tiene más intimidad, más enganche, etc.

Resolver malentendidos o crear otros más grandes, reír o llorar… Sea para lo que sea, es preferible resolver la incertidumbre o las dudas que uno tiene en su cabeza y se calla hablándolo con las y los demás, que seguirle dándole vueltas a algo sin saber muy bien a qué.

¿Lo Digo o No lo Digo?

InterroganteHace ya unos meses, escribíamos una entrada en este mismo blog titulada «¿Lo Hago o no lo Hago?» en la cual presentábamos la disyuntiva que muchas chicas y chicos nos suelen plantear en el 116.111 respecto a la primera vez o las dudas que les surgen sobre la pérdida de la virginidad.

Hoy volvemos con otra pregunta que nos solemos encontrar en Zeuk Esan: ¿Lo digo o no lo digo? La diferencia es que, en este caso, la pregunta sirve para distintas situaciones, a saber:

¿Le digo o no le digo a mis padres que me estoy embarazada? Sí, son muchas las llamadas de chicas que dicen haber quedado en estado y que, amén de la preocupación por este hecho, les agobia la idea de tener que contárselo a sus progenitores. En estos casos, aún entendiendo que es difícil, solemos aconsejar que lo hagan: van a necesitar todo el apoyo de la familia para pasar este proceso, además de que, físicamente, tarde o temprano (si es que deciden seguir adelante con el embarazo) se les va a acabar notando.

¿Le digo o no le digo a mis padres que he suspendido seis? Otro clásico: un chaval o una chavala que, ante los malos resultados académicos, tiene el temor de la reacción de su ama o su aita en casa; aún dejándoles a ellas o a ellos la responsabilidad de decidir qué hacer, les planteamos las consecuencias que puede acarrear si se toma un camino u otro y les hacemos ver que es muy posible que sus padres se acaben enterando desde el instituto de estos resultados y, por tanto, el enfado puede ser mayor si ellas y ellos lo ocultan desde el principio. Además, les hacemos ver que dicho ejercicio conlleva asumir responsabilidades.

¿Le digo o no le digo a mi chico o a mi chica que creo que me gusta otro u otra? Ay, las dudas amorosas… Sea en la adolescencia o en la adultez, estas dudas emocionales son muy habituales. Nuevamente, la decisión le corresponde al chaval o la chavala que está al otro lado del teléfono… Sí les pedimos que consideren si se engañan a sí mismos, si engañan a su pareja, que evalúen cuánto daño se pueden hacer si no lo dicen, etc…

En todos los casos, reconocemos que no hay respuestas fijas, que puede haber un montón de condicionantes que lleven a tomar una decisión u otra y es por ello que lo que hay que hacer es pensárselo bien antes de decir una cosa u otra. Por ello, también les felicitamos por el hecho de acudir a nuestro servicio en busca de ayuda. De esta forma, demuestran que se lo toman en serio y que lo están reflexionando.

¿Y vosotras y vosotros?, ¿qué les diriáis en las situaciones anteriormente descritas?

¿Por qué no hablamos de la muerte?

A muchas personas que habéis llamado, os hemos invitado a participar activamente en nuestros blogs, mediante comentarios o con algún texto que queráis publicar.

Aquí tenemos la carta que nos ha enviado una amiga de 16 años. Va sin firmar, porque este servicio es confidencial y nuestra amiga escritora así nos lo ha pedido.

Aquí tenemos una interesante reflexión sobre algo tan cercano a nosotros y nosotras y tan ligado a la vida, como es la muerte.

Nuestra colaboradora habla de los sentimientos que en ella despierta este tema. Plantea que hoy en día no se habla de la muerte, en algunas casas parece un tema tabú y piensa que habría que hablarlo en la familia, desde el cariño y la confianza. Espero que os guste.

«Hoy estoy dándole vueltas a la cabeza al tema de la muerte. Y es que hay cosas para las que no estamos preparados.

La vida y la muerte, una sin la otra no se entienden y debiera ser algo tan normal….pero creo que lo que siento es miedo, simple y llanamente, he de reconocerlo, miedo a lo desconocido, al dolor, a lo inesperado.

Tantas cosas en la vida que estudiamos y que nos preparamos para ellas y ésta es una de las más importantes y cotidianas y apenas hablamos de ella, sólo cuando nos toca de cerca.

No hace mucho falleció mi abuelo. Mis padres ya llevaban tiempo diciéndonos que le quedaba poco, que estaba viejito, que cualquier día de estos pasaba a mejor vida y creo que por eso, cuando murió, aunque triste y doloroso, no nos pilló desprevenidos, o desinformados, porque preparados…no sé si se puede estar.

Otra cuestión es la de las largas enfermedades. Tengo a mi alrededor varias situaciones en las que uno de los progenitores tienen enfermedades crónicas y alguna de ellas, degenerativa.

Eso significa que cada vez estás peor y al final te mueres, pero muy al final.

El caso es que una de mis amigas no dice nada de la situación por la que está pasando. A mí me parece que lo bueno sería hablarlo, porque no es normal lo que ocurre, pero me da miedo tocar el tema. ¿Y si la molesta?.

Dice mi madre que la deje, que lo estará pasando mal y necesitará alguien en quién apoyarse, pero cuando ella lo decida, que yo lo único que puedo hacer es estar ahí y ofrecer mi apoyo de distintas maneras y cuando ella quiera  hablarlo, escuchar.

Tengo mucha suerte, primero porque mis padres hablan de éso, de la enfermedad, de la muerte, de la vida cuando has perdido a alguien y lo hacen desde la esperanza. Cuando murió mi abuelo, nos dijeron que pensáramos en el privilegio que habíamos tenido de disfrutar de él durante tantos años y del buen recuerdo que nos dejaba y de toda la sabiduría que nos había transmitido: historias, cuentos, juegos y cuatro frases lapidarias que reflejaban su sabiduría, adquirida a través de la experiencia y que nunca olvidaremos. De esta manera estará siempre en nosotros.

Así visto no da tanto miedo ¿no?.»

¿Qué  os ha parecido? Y vosotros y vosotras ¿con quién habláis de estos temas?

De Buen Rollo en las Redes Sociales

Logo de TuentiLas Redes Sociales molan. Sí. Mucho. Están guay porque puedes chatear con tus amigos y amigas, subir fotos de la cuadrilla, crear eventos, informarte de muchas cosas y un montón de posibilidades más. Desgraciadamente, en las Redes Sociales se dan situaciones negativas que también pasan en la calle o en el instituto. Por ejemplo, situaciones de acoso entre chicos y chicas a través del Tuenti o del Facebook

Desde Zeuk Esan ya hemos atendido alguna que otra llamada al 116.111 en la que nos han hablado de insultos, burlas y amenazas a través de estas páginas y hemos comprobado que en alguno de esos casos, muchas de las personas afectadas lo estaban pasando bastante mal y no sabían muy bien qué hacer. Por éso hoy vamos a tratar de acercar algunos consejos que pueden ser convenientes.

Lo 1º que vamos a decir es algo muy básico, muy de sentido común y que, no entendemos muy bien por qué, parece que cuesta aplicar en este mundo de las Redes Sociales. Y no es otra cosa que tener siempre en mente que no se deberían publicar cosas, no se deberían enseñar contenidos que no hicieras en tu vida offline. Es decir, si por la calle no vas mostrando tus fotos y tus intimidades a cualquiera que pasa por ahí, ¿por qué si lo haces en el Tuenti?

Y decimos eso de «cualquiera que pasa por ahí» porque muchas veces nos quedamos alucinados viendo el número de amigos y amigas que tenéis algunos y algunas. 400, 500 amigos y amigas en Tuenti… ¿Estás segura de que conoces a todos ellos?, ¿estás seguro de que entre esas 600 amistades todos y todas son de fiar? En este sentido, queremos recomendarte que elijas bien a tus amigos y a las personas que unes a tu red.

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La Broma Telefónica

– ¿Ahí lavan la ropa?
– No.
– Pues vaya guarros.

– Sí, hola. Quería una pizza de jamón, con champiñones y doble de queso.

– Sí, es que tengo un problema. Estoy viendo un Pikachu delante mío…

La Broma Telefónica… Y etc, etc… Sí, de entre las muchas llamadas que recibimos al 116.111, atendemos algunas de broma. Es algo con lo que ya contábamos. El género de la broma telefónica ha existido desde siempre y hemos de confesar que algunos de los que trabajamos en Zeuk Esan, también gastamos alguna cuando éramos adolescentes.

Lo mejor es que muchas de esas llamadas que las chicas y chicos hacen son rescatables. Es decir, lo que empieza siendo una forma más que ellos y ellas utilizan para pasar el rato acaba, a menudo, en una buena conversación, en un diálogo en el que pueden llegar a aparecer cuestionas que preocupan a los bromistas.

Asimismo, también se han dado otras en las que, aunque en ese momento no se haya podido rescatar nada, en algún otro día posterior alguno de los chavales y chavalas llaman cuando están solas o solos porque, mediante la broma, han comprobado que se les escucha.

Y es que otra de las características comunes de las bromas telefónicas es que, normalmente, se hacen en grupo. Los y las que se atreven a ponerse al otro lado del auricular cuentan con un público que les aplaude y les ríe las gracias que se han inventado.

Desgraciadamente, también nos hemos tenido que encontrar con llamadas malsonantes, basadas en el insulto y la falta de respeto, de las que no merece que se diga nada más. Afortunadamente, son las menos.

Con todo, sabemos que seguiremos recibiendo llamadas así, pero también sabemos que seguiremos escuchándolas porque no sabemos cuándo, en alguna de ellas, puede haber una chavala o un chaval que, indirectamente, está pidiendo ayuda o, simplemente, ser escuchada o escuchado.

Cuadrilla y Carnaval

De vez en cuando, os contamos alguna llamada de las que entran. Cambiamos los datos para que nadie reconozca a nadie, pero por el tema que trata, por su importancia, creemos conveniente compartirla con vosotros y vosotras.

Ayer me llamó una cuadrilla para contarnos lo que habían hecho estos Carnavales. Se habían disfrazado, habían participado en algún concurso, en el cual no ganaron nada y lo pasaron de maravilla, discutieron entre ellos, se enfadaron, se volvieron a desenfadar y amigarse de nuevo…vamos, lo normal en cualquier cuadrilla.

Me gustó mucho cómo me lo contaron, cómo entre todos se habían apoyado para superar el conflicto y volver a sentirse con comodidad en su amistad… Es muy importante saber disculparse. Me explicaron que pedir perdón no es humillarse, hay que ser valiente para hacerlo y además le dices a la otra persona que quieres arreglarlo, mejorarlo, intentarlo de nuevo y que te arrepientes de lo que sea que le haya sentado mal. Me parecieron personas muy maduras para sus 15 años.

Luego, con la confianza, me fueron contando el anecdotario de las fiestas, que ha sido muy amplio. Lo que más les ha impactado, es que alguien de menor edad había acabado en el hospital por fumarse un porro. No saben si fue uno, si fueron más, si mezcló o no. Yo les dije, que a esa edad, con dos caladas ya se podían poner fatal. El susto debió de ser enorme y luego se planteaban lo de a quién avisas cuando ocurre una cosa así.

Primero, les dije, avisáis a emergencias, 112 y luego desde emergencias llamarán a los padres. Ahora bien,  si no es tan grave como para llamar a emergencias, hay que buscar siempre a un adulto que os pueda ayudar. Pensad que los padres acabarán enterándose más pronto o más tarde, pero por miedo, o por indecisión que ninguna de vuestras amistades se quede tirada sin atención, porque puede ser muy peligroso.

Esta cuadrilla se quejaba de que les habían cortado el vacilón, que siempre hay alguien que acaba pasándose y fastidiando a todo el mundo. Y luego, cuando se corre la voz y se enteran los demás padres y madres, se montan los sermones caseros…

Fue una interesante conversación, lo pasamos bien, les dije que aquí estamos en el 116111 Zeuk Esan para lo que quisieran y les felicité porque da gusto ver que la gente valora la amistad y saben conservarla, ¡¡¡mejor que algunos adultos!!!

Carta de una adolescente para Zeuk Esan 116111

El texto que os presentamos fué enviado a Zeuk Esan 116111 por una adolescente de 15 años. Con su permiso y agradecimiento os la compartimos. Ahí va!!!

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«Están mis padres dándome la chapa con los riesgos que puede tener un mal uso de Internet, que si dejas tus datos te pueden raptar o yo que sé….Se creen que estamos en la inopia y que no nos damos cuenta de las cosas que suceden a nuestro alrededor.

Bueno, siempre hay alguna persona despistada que se deja el Tuenti abierto y viene su madre y lee el muro de todos los amigos… y no miro a nadie…pero esos son casos muy puntuales.

Aún así, tranquila como estoy porque en muchos sitios nos informan y nos avisan de los posibles peligros, hoy he encontrado un listado para navegar con seguridad por la red que me ha gustado mucho (por eso os le he enlazado) porque no te dice que todo es malo y que no te metas donde no sabes, sino que enseña a que distingamos lo que está bien y mal, a reconocer lo peligroso, lo que parece normal y  no lo es y cómo salirte cuando algo te mosquea.

Pero una cosa quisiera dejar claro: muchas veces nuestros padres y madres se preocupan porque no están informados, porque para algunos ésto es tan nuevo que no tienen ni idea y hacen caso de los alarmistas que van diciendo que ellos saben mucho y que internet es el demonio.

Estoy segura de que si nos sentáramos con ellos y les enseñáramos lo que realmente hacemos, se quedarían más tranquilos y nos molestarían mucho menos con sus temores.
Hay un montón de direcciones que te aportan información:  Protégeles , MasticableSeguros en la WEB y muchas más.

Ahora, que lo de que nos dejen más tiempo en el ordenata, ¡¡¡ no sé cómo vamos a conseguirlo!!!»

El Cuento del Pastor y el Lobo, versión Adolescente

A estas alturas, casi todos y todas conoceréis el cuento del pastor y el lobo, ¿no? Sí, ese pastor que siempre mentía diciendo que venía el lobo a comerse su rebaño de ovejas pidiendo ayuda y, finalmente, cuando el lobo apareció de verdad, la gente, harta de ser engañada, no acudió a ayudarle y el pastor se quedó sin ovejas. Más o menos así es, ¿no?

El otro día entró una llamada al 116.111 de unas chavalas que venían a exponer este cuento pero en versión adolescente; resulta que contaban que tienen una amiga que siempre se estaba tirando el moco delante de la cuadrilla de que se liaba con Menganito o de que se acostaba con Fulanito. Sus amigas la escuchaban y, al principio, la creían, hasta que, en cierta ocasión, llegaron a hablar con uno de los supuestos ligues de la pastorcilla y éste les negó que nunca se hubiese enrollado con la susodicha. Ante tal manifestación, estas chavalas acudieron a donde su amiga y le pidieron explicaciones por su comportamiento, situación ante la cual la chavala rompió a llorar y a confesar que, efectivamente, no era verdad.

Con todo, lo que estas chicas que llamaron querían saber era qué le había llevado a su amiga a mentirles durante tanto tiempo… Uf, ¡menuda pregunta! Y es que las causas pueden ser muchas; a bote pronto, hablamos de un problema de autoestima. Puede que esta chavala nunca se haya sentido a gusto consigo misma y haya querido intentar destacar en el grupo a través de historias inventadas sobre aventuras amorosas. Puede, en definitiva, que estos cuentos no sean más que la puesta en escena de sus deseos más profundos; puede que haya podido sentir cierta envidia al ver como algunas de sus amigas tenían éxito con los chicos y ella, por lo que sea, no y, por lo tanto, sea más fácil inventarse historias así. Puede que éstas sean alguna de sus razones o puede que ninguna de ellas…

Éso sólo lo puede saber la propia pastorcilla e incluso puede que no lo hiciera de forma consciente. En todo caso, lo que le devolvimos a estas chicas que llamaban es que lo mejor que podían hacer era hablar con su amiga y dejarle claro que no necesitaba mentir para quedar bien con ellas y que ellas van a estar siempre ahí, a su lado, para cuando lo necesite…

Las llamantes se comprometieron a hacerlo. Ahora veremos si les sirve a ellas y a la chica protagonista de este cuento. También les dijimos que le dieran nuestro número, el 116.111, a su amiga por si ella quería tratar todo ésto con nosotros y nosotras. Esperemos, en definitiva, que, de una forma u otra, este cuento tenga final feliz.

La Buena Amiga

La Buena AmigaHoy hemos recibido una de esas llamadas que nos reconcilia con vosotros y vosotras, chavales y chavalas que nos soléis machacar a bromas telefónicas, jejeje; una llamada en la que comprobamos que sois solidarios y solidarias y que os preocupáis por lo que le pasa al otro o la otra… Venga, os lo cuento.

Una chica, de unos 14 o 15 años, marca el 116.111 para decirnos que está preocupada por una amiga suya; al parecer, su amiga está muy delgada, pálida, no come nada y le dice que se ve gorda. Vamos, que esta chavala que llama, con razón, piensa que su amiga puede estar sufriendo una anorexia.

También nos cuenta que el profesorado del colegio al que acuden ambas, ya se han percatado de lo que le pasa a esta chica y, por ello, se han puesto en contacto con la madre y el padre de ésta y, por lo tanto, es de esperar que actúen acompañando a su hija al médico para tratar de ayudarla ante esta situación.

A pesar de ello, la chavala que nos llama, quiere hacer algo más y no sabe qué; nosotros le decimos que, dado que los padres de su amiga ya están sobreaviso, lo mejor que puede hacer ahora es estar al lado de su amiga, que la acompañe, la dé cariño, le exponga, si no aguanta más, su propia preocupación al verla así, etcétera… Es decir, que siga ejerciendo de amiga como siempre ha hecho.

Y, por supuesto, nosostros, desde Zeuk Esan, la felicitamos por llamar y por demostrar que es buena amiga; le decimos que su amiga tiene mucha suerte por tenerla a ella a su lado y que, seguro, con su compañía y apoyo, superará esta situación en poco tiempo.

Pues eso, que estamos muy contentos cuando nos encontramos con llamadas así… En todo caso, ¿qué otras cosas le diriáis vosotras y vosotros a esta chica?