«¡Hola! Estoy triste. Estoy mal. Hace un mes falleció mi ama y mi aita se encuentra ingresado y no puedo estar con él. Tengo dos hermanos mayores que tienen sus familias y que viven fuera de aquí, de mi pueblo, y me voy a tener que ir con ellos y, por lo tanto, voy a tener que dejar a mis amigos… Voy a estar solo… estoy triste… la vida es una mierda».
Hace unos meses nos entró una llamada al teléfono 116.111 – Zeuk Esan parecida. Un chaval triste, embajonado, preocupado, afectado, lógicamente, por unos cambios importantes, importantísimos en su vida, con sólo catorce años. Cosas que afectan a cualquiera y más en estas edades.
¿Qué podíamos hacer nosotras, nosotros al otro lado del teléfono? Te vamos a contar lo que hicimos: escuchar. Fundamentalmente escuchar. No caímos en el «venga, todo esto pasará»; o en el «venga, tienes que ser fuerte»; no, una situación así no pasa de un día para otro; no creemos que el chaval tenga que ser fuerte. De hecho, lo normal es que esté como está.
Escucharle, entenderle, sostenerle, permitir que se desahogase. Cuando iba pasando la congoja, hacerle ver que el hecho de ir a otras ciudades, con sus hermanos, no iba a ser fácil, por supuesto, pero también le daría la oportunidad de conocer sitios nuevos. Hablamos de sus amigos, de cómo podía despedirse de ellos diciendo «hasta luego» y haciéndole ver que, del mismo modo que había hecho amigos en su pueblo, podría hacerlo en otros lugares. Incluso hablamos de esos sobrinos de los que iba a poder disfrutar.
No fue fácil, claro que no, pero aún era más difícil para él. Creemos, al menos, que desahogarse, se desahogó. Casi 45 minutos de charla, de escucha, tres cuartos de hora llorando, sirvió para quedarse un poco a gusto. Como cuando vomitas tras tener un fuerte dolor de tripa. El dolor desaparece y estás un poco mejor cuando lo has echado todo.
Le invitamos a volver a llamar cuando lo necesitase y nos dijo que lo haría porque sabía que esa tristeza que sentía no se le iba a pasar tan rápido. Normal, chaval, normal. Volveremos a escucharte para que, aunque sea un rato, te sientas un poco mejor.
*IMAGEN VÍA FLICKR