El Cuento del Pastor y el Lobo, versión Adolescente

A estas alturas, casi todos y todas conoceréis el cuento del pastor y el lobo, ¿no? Sí, ese pastor que siempre mentía diciendo que venía el lobo a comerse su rebaño de ovejas pidiendo ayuda y, finalmente, cuando el lobo apareció de verdad, la gente, harta de ser engañada, no acudió a ayudarle y el pastor se quedó sin ovejas. Más o menos así es, ¿no?

El otro día entró una llamada al 116.111 de unas chavalas que venían a exponer este cuento pero en versión adolescente; resulta que contaban que tienen una amiga que siempre se estaba tirando el moco delante de la cuadrilla de que se liaba con Menganito o de que se acostaba con Fulanito. Sus amigas la escuchaban y, al principio, la creían, hasta que, en cierta ocasión, llegaron a hablar con uno de los supuestos ligues de la pastorcilla y éste les negó que nunca se hubiese enrollado con la susodicha. Ante tal manifestación, estas chavalas acudieron a donde su amiga y le pidieron explicaciones por su comportamiento, situación ante la cual la chavala rompió a llorar y a confesar que, efectivamente, no era verdad.

Con todo, lo que estas chicas que llamaron querían saber era qué le había llevado a su amiga a mentirles durante tanto tiempo… Uf, ¡menuda pregunta! Y es que las causas pueden ser muchas; a bote pronto, hablamos de un problema de autoestima. Puede que esta chavala nunca se haya sentido a gusto consigo misma y haya querido intentar destacar en el grupo a través de historias inventadas sobre aventuras amorosas. Puede, en definitiva, que estos cuentos no sean más que la puesta en escena de sus deseos más profundos; puede que haya podido sentir cierta envidia al ver como algunas de sus amigas tenían éxito con los chicos y ella, por lo que sea, no y, por lo tanto, sea más fácil inventarse historias así. Puede que éstas sean alguna de sus razones o puede que ninguna de ellas…

Éso sólo lo puede saber la propia pastorcilla e incluso puede que no lo hiciera de forma consciente. En todo caso, lo que le devolvimos a estas chicas que llamaban es que lo mejor que podían hacer era hablar con su amiga y dejarle claro que no necesitaba mentir para quedar bien con ellas y que ellas van a estar siempre ahí, a su lado, para cuando lo necesite…

Las llamantes se comprometieron a hacerlo. Ahora veremos si les sirve a ellas y a la chica protagonista de este cuento. También les dijimos que le dieran nuestro número, el 116.111, a su amiga por si ella quería tratar todo ésto con nosotros y nosotras. Esperemos, en definitiva, que, de una forma u otra, este cuento tenga final feliz.

Ser Popular… ¿A Costa de Qué?

Todos y todas tenemos nuestras capacidades y nuestras habilidades para todo, ¿no? También para relacionarnos. Unas somos más tímidas y otras más abiertas. Osea, a unas nos cuesta más hacer amigas y amigos y a otras menos. Poco a poco, nos vamos adaptando y, al final, acabamos encontrando los trucos para sentirnos aceptadas, para sentirnos dentro de un grupo.

El caso es que algunos de esos trucos, en un principio, te proporcionan el objetivo que buscas, osea, el ser popular, el que la gente te admita, que hable de ti, etc… Pero, a veces, a la larga, estos trucos se pueden volver en tu contra.

Eso es lo que le ha pasado a una chavala que conozco del barrio. La conozco desde pequeña y la verdad es que siempre ha sido muy tímida, muy cortadita y le costaba hacer amigos. Pero eso fue así hasta que llegó a la adolescencia.

Fue entrar al insti, empezar a desarrollarse, a mejorar su aspecto y empezar a sentirse mejor consigo misma. Es verdad que la tía es muy guapa y eso le hizo popular: las chicas querían estar con ella porque, al ser tan deslumbrante, los chicos se acercaban al grupo donde se encontrara esta chica.

Me da la impresión que ella se empezó a sentir a gusto con esta situación y se le empezó a ir un poco de las manos. Así, empezó a enrollarse con un montón de tíos. Además, si le gustaba uno iba donde él, sin importarle que, por ejemplo, estuviese saliendo con una amiga o una conocida y también se liaba con él. Quería más y no se preocupó de cuidar lo que ya había conseguido.

Poco a poco ésto ha hecho que la gente le haya ido cogiendo manía y que, también es cierto, le hayan empezado a tratar de forma desagradable, no sé si me pilláis… Al final, después de haber tocado el cielo, siendo la chica guapa y popular del insti, vuelve a estar sola, sin amigos y amigas y limitándose a salir los fines de semana con sus padres.

Vuelvo a lo mismo: está bien que sepamos sacarnos partido, que busquemos esos trucos o habilidades para relacionarnos, pero hay que pensar en las consecuencias que pueden tener esos atajos. Creo que esta chavala no los pensó y así le ha ido. Supongo que ahora lo que toca es que alguien le ayude a buscar otro camino para que vuelva a tener unas relaciones normales con la gente de su edad, ¿no?