A muchas personas que habéis llamado, os hemos invitado a participar activamente en nuestros blogs, mediante comentarios o con algún texto que queráis publicar.
Aquí tenemos la carta que nos ha enviado una amiga de 16 años. Va sin firmar, porque este servicio es confidencial y nuestra amiga escritora así nos lo ha pedido.
Aquí tenemos una interesante reflexión sobre algo tan cercano a nosotros y nosotras y tan ligado a la vida, como es la muerte.
Nuestra colaboradora habla de los sentimientos que en ella despierta este tema. Plantea que hoy en día no se habla de la muerte, en algunas casas parece un tema tabú y piensa que habría que hablarlo en la familia, desde el cariño y la confianza. Espero que os guste.
«Hoy estoy dándole vueltas a la cabeza al tema de la muerte. Y es que hay cosas para las que no estamos preparados.
La vida y la muerte, una sin la otra no se entienden y debiera ser algo tan normal….pero creo que lo que siento es miedo, simple y llanamente, he de reconocerlo, miedo a lo desconocido, al dolor, a lo inesperado.
Tantas cosas en la vida que estudiamos y que nos preparamos para ellas y ésta es una de las más importantes y cotidianas y apenas hablamos de ella, sólo cuando nos toca de cerca.
No hace mucho falleció mi abuelo. Mis padres ya llevaban tiempo diciéndonos que le quedaba poco, que estaba viejito, que cualquier día de estos pasaba a mejor vida y creo que por eso, cuando murió, aunque triste y doloroso, no nos pilló desprevenidos, o desinformados, porque preparados…no sé si se puede estar.
Otra cuestión es la de las largas enfermedades. Tengo a mi alrededor varias situaciones en las que uno de los progenitores tienen enfermedades crónicas y alguna de ellas, degenerativa.
Eso significa que cada vez estás peor y al final te mueres, pero muy al final.
El caso es que una de mis amigas no dice nada de la situación por la que está pasando. A mí me parece que lo bueno sería hablarlo, porque no es normal lo que ocurre, pero me da miedo tocar el tema. ¿Y si la molesta?.
Dice mi madre que la deje, que lo estará pasando mal y necesitará alguien en quién apoyarse, pero cuando ella lo decida, que yo lo único que puedo hacer es estar ahí y ofrecer mi apoyo de distintas maneras y cuando ella quiera hablarlo, escuchar.
Tengo mucha suerte, primero porque mis padres hablan de éso, de la enfermedad, de la muerte, de la vida cuando has perdido a alguien y lo hacen desde la esperanza. Cuando murió mi abuelo, nos dijeron que pensáramos en el privilegio que habíamos tenido de disfrutar de él durante tantos años y del buen recuerdo que nos dejaba y de toda la sabiduría que nos había transmitido: historias, cuentos, juegos y cuatro frases lapidarias que reflejaban su sabiduría, adquirida a través de la experiencia y que nunca olvidaremos. De esta manera estará siempre en nosotros.
Así visto no da tanto miedo ¿no?.»
¿Qué os ha parecido? Y vosotros y vosotras ¿con quién habláis de estos temas?