Después del verano y las fiestas llega el momento de volver a clase. De hecho, suponemos que ya casi toda la chavalería de Euskadi estará dándole duro en las aulas. Bueno, unos o unas le darán más duro que otras u otros. Esto es así. Hay gente a la que le gusta estudiar, otra a la que no, chicas y chicos muy motivadas y motivados y otros menos.
En relación a la motivación y la vuelta al cole, hace poco recibimos una llamada curiosa al 116.111. Se trataba de una chica que se mostraba muy contenta y con muchas ganas de empezar su nuevo curso a pesar de que, nos decía, los años anteriores había suspendido un buen carro de ellas. Claro, ante este hecho pensamos mal y le dijimos si la razón por la que tenía tantas ganas de iniciar el nuevo curso escolar era porque ahí tenía a su cuadrilla y se lo pasaba bien o así. Pero no. Quería empollar a saco y aprobar todo. ¿Su motivación? El amor.
Resulta que la chica en cuestión había conocido este verano a un chico de Sevilla. Lo hizo en un campamento estival y, tras una intensa convivencia de 15 días, nuestra interlocutora quedó totalmente enamorada. Ahora chatean por el Tuenti, wathsappean a través de sus móviles y se siguen haciendo arrumacos virtuales dada la distancia geográfica que les separa. Ambos tienen 15 años y, dado que no disponen de dinero suficiente como para andar viajando cada dos por tres, no les queda otra.
Los padres de la chica, viendo el estado en el que se encuentra su hija, se han comprometido con ella a que, si aprueba todo este curso, la llevarán a Sevilla para que nuestra protagonista vea a su amado. Y he aquí la razón por la que la chica se ha propuesto concienzudamente sacar buenas notas.
Bueno, no está mal, le decimos. Como escribíamos al principio, cada uno y cada una tiene sus motivaciones y, sean del tipo que sean, bienvenidas siempre y cuando empujen hacia resultados positivos. Sin embargo, no podemos ocultar nuestras dudas al respecto. ¿Podrá esta chavala mantener su compromiso a lo largo de los meses? Y si, desgraciadamente, la relación con el chico sevillano se enfría, ¿ésto implicará que nuestra joven interlocutora vuelva a la senda de los malos resultados académicos?, ¿no sería mejor que la motivación de la chica fuera más de carácter interno?, ¿se han excedido sus padres al hacerle la mencionada promesa?, ¿de esta manera están fomentando que la chavala sólo se ponga las pilas a partir de motivaciones externas?, ¿no debería enseñársele a que, a veces, las cosas hay que hacerlas por una misma, no esperando nada a cambio porque no siempre va a haber premio a nuestras acciones?, ¿quizá debiera aprender nuestra chica que el premio radica, precisamente, en cumplir con nuestras obligaciones por nosotras/os mismos?
En fin, que a grosso modo, le devolvimos estas dudas a la chavala pero claro, ella, tan enamorada, no atendía a estos matices y simplemente pensaba en que empezaran cuanto antes las clases para darlo todo durante el curso. Bueno, esperamos volver a hablar con ella a lo largo de este año para ver qué tal le va…
A vosotras y vosotros, ¿qué os parece?, ¿creéis que es bueno valerse de cualquier motivación para avanzar?, ¿son lógicas nuestras dudas? Echadnos un cable, por favor…